sábado, 30 de julio de 2011

SACALAPATALAJÁ Y LA LEY DE UNIVERSIDADES

SACALAPATALAJÁ Y LA LEY DE UNIVERSIDADES    
    
(Publicado en NOTITARDE  Lectura Tangente)

Daniel Labarca T.

En una madrugada de un  Día de Reyes a comienzos de los años cincuenta, fuertes toques a una de las ventanas de nuestra casa en la Calle Constitución nos despertaron. Voces anunciaban desde afuera: Seguridad Nacional, buscamos a Daniel Labarca…se lo llevaron ante la zozobra y angustia de mi mamá, pero en la mañana, al levantarme, vi que en el Nacimiento y donde había puesto mis zapatos, estaba mi regalo de los Reyes Magos: un tablero de blanco para dardos! Días después, mientras mi papá sufría los rigores de la represión durante la dictadura de Pérez Jiménez, mi mamá me llegó a comentar como en la época de la dictadura de Gómez, los estudiantes universitarios manifestaban su oposición a ese régimen mediante el grito “sacalapatalajá”.

Años más tarde cuando leí la novela “Fiebre” de Miguel Otero Silva entendí lo que ello significó. En efecto, dicha novela comienza con “sácala y bájala, sacalapatalajá”, lo cual le permite al escritor llevarnos al carnaval de Caracas en 1928 y a  la revuelta estudiantil que se inició ante  la represión del tirano Juan Vicente Gómez que gobernaba al país desde 1908! Un conjunto de actividades organizadas por la Federación de estudiantes  universitarios para celebrar la semana del estudiante dio pié a la protesta: un desfile desde la UCV al Panteón Nacional, la coronación de la reina de los estudiantes, un recital y  una becerrada  con el propósito de recaudar fondos para fundar la Casa Andrés Bello, prevista como  centro cultural  y residencia estudiantil, que diera cabida a un despertar de conciencias y nuevas ideas ante el atraso en el cual estaba sumergido el país. Ocurrió que en los primeros actos, en el Panteón Nacional y en el Teatro Municipal,  las palabras de los líderes estudiantiles Jóvito Villalba, Rómulo Betancourt y Pío Tamayo, en defensa de la libertad, ocasionaron que  el gobierno suspendiera los festejos y encarcelara a más de 200 jóvenes (muchos de ellos se entregaron en solidaridad con los primeros detenidos). En las calles y por una semana estos vociferaron “sacalapatalajá”, expresión convertida en  grito desafiante de guerra y  símbolo de la juventud rebelde, que se extendió al resto del país en contra de la dictadura. La ciudadanía respaldó a los estudiantes: se cerraron los comercios, hubo protestas y se repartieron hojas clandestinas en contra del régimen, lo cual trajo como consecuencia que se liberaran a los detenidos. Pero, posteriormente en Abril de ese mismo año de 1928, se produjo un intento de sublevación cívico-militar, en complicidad con algunos  líderes estudiantiles y en consecuencia una mayor represión, llenándose las tenebrosas cárceles de la Rotunda en Caracas, del Castillo en  Puerto Cabello y de Palenque en Guárico, por lo que  muchos fueron al exilio.

Esas propuestas de modificar el régimen político y de cambios en la sociedad y la cultura, estaban fundamentados en el rol que debería desempeñar una minoría selecta que comprometida con el binomio  masa e individuo, asumiera la denuncia y las bases de las transformaciones como un deber, creando un despertar de conciencia en la colectividad. Allí, fue fundamental la influencia del filósofo español Ortega y Gasset, por lo que se dice que los estudiantes del 28 comenzaron a verse a sí mismos como la generación predestinada para dar el cambio.

 Gómez ya había cerrado la UCV desde 1912 a 1920, y para esa tercera década de siglo, Caracas contaba con unos 135.000 habitantes y los universitarios (unos 500) estaban muy claros y ansiosos por las nuevas ideologías y formas de gobierno que se extendían por el mundo. Además de Pio Tamayo(20 años), Rómulo Betancourt(20) y Jóvito Villalba(19), cabe destacar a Jacinto Fombona Pachano(27), Raúl Leoni(22), Joaquín Gabaldón Márquez(21), Miguel Otero Silva(19), Guillermo Prince Lara(23), Inocente Palacios(20), Miguel Acosta Saignes(19), Isaac J. Pardo(23) y otros, entre ellos Antonio Arráiz(24) que no estaba en la UCV, pero que  configuraron  lo que se conoce como la Generación del 28,  unidos por la política y la literatura.
El poeta Joaquín Gabaldón Márquez, uno de los protagonistas de dichos eventos, señala en “Memoria y cuento de la generación del 28” que: “ una de las primeras observaciones que hubimos de hacernos  fue la de un evidente divorcio —de parte de la elite intelectual— entre el pensamiento del individuo y su actuación en la doble vertiente de la gestión pública y de actuación ciudadana”, exponiendo que los eventos ocurridos en esa semana: “fueron los íntimos impulsos de la juventud, casi inconscientemente agazapados y a la espera de la ocasión que les permitiese manifestarse, los verdaderos determinantes del nuevo curso que tomaron tan pronto los sucesos”

Pese a la cantidad de destacados líderes que tenían, se hizo prevalecer la unidad del grupo sobre la individualidad, dándole un carácter colectivo al movimiento y procurando que el poder del mismo no recayera en una sola persona. La Generación del 28 fue el germen de los partidos políticos modernos en Venezuela luego de la muerte de Gómez en 1935, introduciendo los elementos de cambio que permitirían al país romper con el siglo XIX. En el cine podemos apreciar el significado y complejidad de ese movimiento principalmente en las dignas películas venezolanas: “Fiebre”(76) de Juan Santana, “La Casa de Agua”(84) de Jacobo Penzo y “Reinaldo Solar”(86) de Rodolfo Restifo, que sugerimos ver nuevamente.

Hoy en la Venezuela de comienzos de 2011 el país estaba en vilo, ya los estudiantes habían salido a las calles a protestar porque  pesaba la amenaza de aprobar una nueva Ley de Universidades que pretende inculcar como pensamiento único el socialismo, en clara contraposición con la esencia misma de las universidades. Traté de leer el texto completo,  pero no pude, me dio tristeza y me pareció un “bachaquero” resultado de una mesa redonda donde cada quien proponía un punto y era aprobado, por lo que se hace repetitivo en su forma y reiterativo en su fondo, pareciendo más bien la transcripción de un mitin político. Con unos, más que discutibles, artículos, como el  Nº4 sobre el ingreso de los estudiantes o en el Nº 22 sobre la composición  del Consejo Nacional de Transformación Universitaria con más de 100 miembros, y en el Art.86 donde se asigna 1 voto por cada estudiante para elegir a las autoridades!

Entendemos que la misma dinámica que impera en nuestras acciones, se debe hacer extensiva a nuestras instituciones, por lo que se hace nuevamente necesario efectuar transformaciones dentro de  ellas y no esperar que nos las hagan desde afuera. La UC quizás fue abanderada en propulsar ideas para un cambio, como bien las recoge los documentos  de FUNDAUC . Sin embargo pasó el tiempo y no se hicieron. Se reclama entonces una nueva ley para derogar la de 1970, de la cual, en la antesala de su decreto  fuimos por cierto protestatarios  en la gran marcha que se realizó en Mérida para tal fin.. Pero y ahora  qué ocurre? Veamos lo que escribe el  reconocido profesor de la UCV Rigoberto Lanz (no precisamente en la oposición) en su columna de “El Nacional” del 26/12/10 “Universidad: salir del marasmo”: El gobierno hace en 4 días lo que no fue capaz de hacer en 11 años, señalando que “a pesar de haber contado con las mejores condiciones para discutir una Ley de Universidades estas se han desperdiciado torpemente”. Recuerda el intenso trabajo realizado por un equipo del más alto nivel académico con la anuencia de la Unesco y Orus (Observatorio internacional de reformas universitarias) con más de 100 reuniones y participación de todos los sectores, incluyendo a  los juristas  para consignar finalmente ante el ministerio el proyecto de ley terminado. Pero, dice el propio Lanz: “ocurrió la desgracia de un cambio de ministro y con ello toda una cadena de disparates que terminó liquidando esa experiencia”(con lo cual se perdió, al parecer, un importante y serio proyecto de Ley). Lanz añade:“ridículo sería que las “cabezas mal puestas” se empeñen en una universidad chavista”... “La universidad debe preservar escrupulosamente la diversidad de miradas, el pluralismo de las ideas, la diferencia legítima que son la esencia de cualquier proyecto emancipatorio”

Hoy sabemos que por la presión ejercida por las comunidades universitarias, por la conveniencia política del ejecutivo nacional y quizás por presiones internas de universitarios oficialistas, el apresurado proyecto aprobado en una  madrugada! por la Asamblea Nacional,  les fue devuelto, pero hay que estar atentos porque ya sabemos como trabajan los ejecutores de este gobierno…Ojalá no tengamos que recurrir a otro “sacalapatalajá”.
Recordemos más bien a Platón: hay que educar para la libertad!



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