sábado, 30 de julio de 2011

Crónica taurina :Homenaje al Brillante Negro

CRONICA TAURINA
EN HOMENAJE A JUAN FLORES.

De la mano de mis padres iba ocasionalmente los domingos a  las corridas de toros en Arenas de Valencia donde toreaba mi tío Juan, casado con mi tía Guillermina. Las fotos de ellos junto a sus hijos eran destacadas por mi mamá en su álbum familiar. Que si Juan fue a España, que si tuvo una cornada o tenía un percance, eran asuntos del comentario o  preocupación constante en mi casa en la “Calle” Constitución.

Las visitas domingueras eran infalibles a su casa en la Navas Spínola donde vivía también mi abuela Simona, y yo compartía entrañables juegos con mis primos Yolanda, Rosita, Juan Francisco y José Alejandro, mientras mi tío escuchaba  los programas taurinos. Años después seguíamos la niñez de Carmen Beatriz y Marimí. Con la adolescencia y la juventud nos integramos más, las fiestas en la casa de su hermano Vicente en  la Boyacá con las primas por extensión. Aun en  la madurez continuamos compartiendo  alegrías, sueños y las emociones de las  vicisitudes familiares, mientras  mi tío en su rectitud y como infatigable trabajador en el campo de la electricidad procuraba el bienestar de su familia.

Una tarde compartiendo con unos amigos en el recordado Bar “Las Cibeles”, pude constatar, con emoción, como mi tío Juan Flores “Brillante Negro” aparecía  en la Enciclopedia Los Toros de Cossío, que había llevado César Dao, y que es el tratado más extenso y documentado sobre las corridas de toros, que se escribiera para la editorial Espasa-Calpe por iniciativa del notabilísimo intelectual Ortega y Gasset.

Recordado por la afición taurina como uno de los grandes de su época Juan Flores “Brillante Negro” arribó el 24 de Noviembre de 2010 a sus 90 años en plenitud de condiciones. Junto al “Diamante Negro”, Alí Gómez, Eduardo Antich, y Oscar Martínez, configuraron el plantel de los toreros venezolanos con destacada actuación en los ruedos nacionales que levantarían los aplausos de una fervorosa afición. Investigando en Internet supe que fue el 5º torero venezolano en tomar la alternativa en España.


Habiéndose iniciado como “Chico del Ruedo”, su brillante desempeño generó entre los aficionados la creación de una Peña taurina con su nombre y sus actuaciones en Arenas de Valencia eran esperadas fervorosamente en los años 40 y 50.  En esa plaza, el 18 de Julio de 1948, compartió el cartel con los hispanos Angel Soria y Vicente Vega (Gitanillo Chico), luego de las 2 orejas concedidas al “Chico del Ruedo” el cuarto toro produjo una fatal cornada a Soria, en tarde inolvidable para la desconsolada afición, suceso que mi mamá siempre mencionaba en nuestra casa. Realmente se  requiere de gran valor para ir de mano a mano con la muerte.

Dos veces viajó a España, donde toreó  40 corridas antes de convertirse en Matador de Toros con el nombre “Brillante Negro” lo cual  ocurrió en la plaza de Barbastro (Huesca) el 8 de Septiembre de 1950, siendo el primero en tomar la alternativa en ella. Sólo 10 toreros lo hicieron ese año en plazas españolas, de los cuales 3 fueron venezolanos: Antich, Flores y Martínez y sólo 3 venezolanos lo habían hecho antes: Eleazar Sananes “Rubito” en 1922, Julio Mendoza en 1927 y Luis Sánchez “Diamante Negro” en 1948.

Como torero recorrió buena parte de la geografía de España actuando  en varias ciudades como Salamanca, Burgos, Toledo, Cartagena y Cádiz. En  Venezuela, en el Nuevo Circo de Caracas, donde debutó en 1942 y en múltiples plazas de Los Andes, así como en Oriente y los Llanos (en estadios acondicionados)  y aquí en nuestra ciudad tanto en Arenas de Valencia como en la placita de toros del “Parque de Atracciones Carabobo” en la Calle Rojas Queipo. Cuenta Juan Flores que  en una ocasión, como “Chico del Ruedo” fue llevado en hombros, en un largo trayecto, desde Arenas de Valencia en la Av. Bolívar cruce con Navas Spínola hasta su casa en la calle Boyacá cruce con Manrique.

Después de muchas arenas y  faenas le cortó la “coleta” su hijo Juan Francisco en la Maestranza de Maracay el 16 de mayo de 1965. Sin embargo no resistió la tentación, como lo anuncia el cartel de Arenas de Valencia del 9 de Octubre de 1969 para un mano a mano entre “Brillante Negro” y Evelio Yépez, actuando como banderillero su amigo Gustavo Pedroza, donde  le correspondió  actuar como su propio empresario taurino. Luego actuó en la propia plaza Monumental de Valencia el 6 de Julio de 1970, como lo reseña “El Carabobeño” al realizar “El Brillante Negro” la mejor actuación de la tarde en el Festival taurino por la despedida de Antonio Parejo.

Ahora, cuando las corridas de toros han desatado una aguda polémica a escala mundial, vale la pena recordar a su favor, la valoración que estas han tenido por parte de muchos artistas, así en la pintura, de la mano de Goya, Manet, Picasso, Dalí y Botero; en la literatura desde Cervantes a Hemingway y en particular en la poesía donde ha tenido especial relevancia con Rafael Alberti  y con  Federico García Lorca quien llegó a decir en los años treinta:
 «El toreo es probablemente la riqueza poética y vital de España, increíblemente desaprovechada por los escritores y artistas. Creo que los toros es la fiesta más    culta que hay en el mundo».
En música es tan vital, que todos conocemos sus expresiones, desde los pasodobles dedicados a los toreros como los estremecedores acordes que inundan a las plazas en el paseíllo y en las buenas faenas. En cine, además de  la importancia de los documentales al servir de testimonios de las corridas,  son innumerables las películas: desde la primera  versión de “Sangre y Arena” la novela de Vicente Blasco Ibáñez en 1922,  hasta “Manolete”(2007) con Adrien Brody (el protagonista de “El Pianista” cuyo parecido con el torero es notable)  y Penélope Cruz. En especial, fue también pasión de Orson Welles uno de los genios de la cinematografía, mostrando en su “Don Quijote” pases de su amigo Luis Miguel Dominguín.

Juan Flores, compartió su profesionalismo en el toreo como infatigable trabajador en el campo de la electricidad junto a sus hermanos, caracterizándose en toda la ciudad por su camioneta verde, transportando obreros y materiales para las obras. Su descendencia familiar se prolonga,  con 17 nietos, 13 bisnietos y 7 tataranietos hasta la fecha.

Hoy a sus 90 años, mantiene los valores morales que lo sustentaron toda la vida, los cuales arraigó a su familia. El destino me ha estrechado más con Juan Flores, además de sobrino soy su yerno, y su hija Rosita, mi esposa, ha escrito su semblanza en el pequeño texto “Simplemente Juan Ramón” que se presenta con tesón y entusiasmo, permitiéndole a toda la familia Flores la sorpresa  de toda su genealogía, pero  sobretodo, me consta, ha sido escrita  con gran amor y devoción para tan digna ocasión: esos noventa años, que celebra, gracias a Dios, con salud y lucidez que ya quisiéramos todos  nosotros lograr.

Salud matador!

Daniel Labarca T.

Noviembre de 2010
Actualizado en Febrero 2011





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